jueves, 12 de abril de 2012

Mitos, leyendas y estudios científicos sobre Potosí

Por Gonzalo Díaz Díaz de Oropeza


Publicado en La Prensa, Revista Domingo, 11 de enero de 2009

Palabras clave: Historia, Villa Imperial, Potosí, Cerro Rico, colonia, conquista, Diego Huallpa


            La ciudad de Potosí nació en las faldas del Cerro Rico cuyo clima se caracteriza por ser frígido y seco. Diferentes autores han afirmado que debido a las condiciones hostiles del lugar, antes del conocimiento del Cerro, no habría existido asentamiento humano alguno. Sin embargo, por estudios geológicos y arqueológicos se ha comprobado que los minerales del Cerro Rico son explotados por lo menos desde el año 1000 d. C y que en el actual territorio de la ciudad de Potosí, así como en sus alrededores existían sitios habitacionales, centros mineros y metalúrgicos además de lugares consagrados al culto. En este artículo se hace referencia a dichos estudios además se mencionan los principales mitos sobre Potosí.
Pedro Cieza de León afirmó en 1553 que los alrededores del Cerro eran un “casi – desierto”, en cambio Nicolás de Benino señaló en 1573 que un espacio apropiado para la agricultura se encontraba por lo menos a una distancia mayor de sesenta kilómetros. El año 1585, Luis Capoche coincidiendo con Joseph Acosta señaló, que no era posible que antes de los españoles existiera habitante alguno cerca, ya que se trataba de una “tierra fría, de muchas nieves, estéril y de ningún fruto” (Cf. Cruz, Absi Fidel 2005: 76). El año 1600, Fray Diego de Ocaña afirmó que los incas conocieron el cerro, pero que no lo explotaron porque su inmensa riqueza era “cosa de dioses”; por lo mismo lo consagraron al culto del Sol. Recién en 1737 se habla de un asentamiento cercano al Cerro. En dicho año, Bartolomé Arzáns no sólo afirmó que la región era conocida por los naturales, sino también que existía un poblado cercano denominado Cantumarca (Platt, Bouysse – Cassagne, Harris 2006: 153, 154, 157). Ya en el siglo XX, Gunnar Mendoza sugirió que era poco probable que los indios desconocieran la existencia del Cerro Rico y que ante la llegada de los españoles la mantuvieron oculta (Cf. Bakewell 1989: 24). Por los estudios científicos llevados a cabo se han confirmado las sugerencias de Mendoza.
El año 2003 los geólogos Mark Abbot y Alexander Wolfe, afirmaron que la extracción de minerales superficiales en el Cerro Rico comenzó al menos el año 1000 d.C. Para hacer estas afirmaciones, ambos científicos se basaron en “el estudio de los sedimentos de un lago cercano y en la dirección predominante de los vientos procedentes del Cerro de Potosí”. Según los resultados, los sedimentos analizados “contienen trazas de elementos metálicos emitidas a la atmósfera con el humo de los wayras [hornos prehispánicos]...”. Los depósitos correspondientes al periodo comprendido entre  1100 d.C. y 1400 d.C., en relación al de 1000 d.C. y el 1100 d.C., presentan reducidas concentraciones de minerales lo cual significa que la actividad de las huayras había disminuido. En cambio, los sedimentos posteriores al año 1400 d.C. muestran mayores concentraciones de minerales, lo cual significa que las huayras y por tanto las actividades mineras se reactivaron bajo la dirección de los incas (Platt, Bouysse – Cassagne, Harris. Ob. Cit.: 29, 154).
Como aseveran Cruz, Absi y Fidel, por el resultado de prospecciones arqueológicas comenzadas el año 2001 se sabe que antes de la llegada de los españoles, Potosí “era un sitio densamente poblado, con una fuerte y organizada presencia Inca y grandes sitios de producción agrícola, los cuales se asociaban probablemente con una actividad minera”. Estos autores afirman que antes de la revelación del Cerro Rico a los españoles, en el espacio actual de la ciudad potosina y en sus alrededores, existían asentamientos habitacionales, centros mineros y metalúrgicos además de lugares consagrados al culto.
Los sitios prospectados se encuentran en el cerro Chullpaloma que está ubicado al norte de la Villa Imperial, en la colina Juku Huachana ubicada al noroeste de la ciudad y en el cerro Khari Khari. En estos lugares se han encontrado vestigios de residencias, de collcas o graneros, de cerámicas, de utensilios empleados en actividades metalúrgicas, de hornos que tienen adheridos en su superficie escorias metálicas y también de huesos de camélidos “carbonizados y calcinados”. Asimismo, en lugares cercanos a Potosí, sobretodo “en las cumbres de los cerros periféricos”, se comprobó la existencia de numerosos centros de culto como ser la Quebrada de San Bartolomé y la Cueva del Diablo además del Cerro Chico.
Los resultados de las prospecciones realizadas dan cuenta de una “densa historia prehispánica de Potosí y de sus alrededores” y dan cuenta de “la gran magnitud que tuvo la ocupación de la misma antes de la llegada de los españoles”. Además señalan que durante el Periodo Intermedio Tardío Inca, la población en la región se había incrementado. Asimismo, por la presencia de diferentes estilos cerámicos se puede suponer una presencia multiétnica en la zona (Cruz, Absi, Fidel. Ob. Cit.: 77, 79). 
            Por el resultado de los estudios mencionados, se puede afirmar que la verdad acerca del Potosí prehispánico, es muy diferente a lo narrado por los diferentes mitos y leyendas existentes y aceptados hasta ahora. 

Bibliografía.
Bakewell Peter. Mineros de la montaña roja. Madrid. Alianza. 1989
Cruz Pablo, Absi Pascale, Fidel Sergio. “¿Y entonces donde estaban los indios? La ocupación de Potosí antes de la llegada de los españoles” en Anuario de Estudios Bolivianos, Archivísticos y Bibliográficos No. 11. Sucre. ABNB. 2005. pp. 75 – 100
Platt Tristan, Bouysse – Cassagne Thérese, Harris Olivia,. Qaraqara – Charka. Mallku, Inka y Rey en la provincia de Charcas (siglos XV – XVII). La Paz. IFEA – Plural  – FBCB – University of St. Andrews. 2006.

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